Las nuevas tecnologías en la educación

Hoy en día, los padres, los pedagogos y la sociedad en su conjunto tenemos a nuestro alcance ciertos recursos que antes no existían, y que modifican la forma que ha existido siempre de enseñar y de aprender. La tecnología se abre como un abanico interminable de posibilidades y estímulos para la educación y con una capacidad extraordinaria para transmitir conocimientos, valores y diversión a los más pequeños. Querer mantener a los niños del siglo XXI al margen de la tecnología, no sólo resulta frustrante y malogrado, sino que además, no es beneficioso para ellos. La tecnología, como todo aquello que ha supuesto un progreso y una evolución en la sociedad, conlleva luces y sombras, pero es responsabilidad de todos y cada uno, potenciar las luces para poder prevenir el efecto de las sombras. Hacer uso de la tecnología no supone olvidarse de salir a correr al campo, no requiere dejar de escuchar música en directo, acariciar animales vivos u olvidarse de las construcciones de madera, los juegos de mesa o leer un libro. Las nuevas tecnologías son el presente de los más pequeños, son su medio y sobre todo, es aquello con los que convivirán durante toda su vida, enseñarles a mantener una relación natural y saludable con ellas, se vuelve obligatorio y fundamental para todos los que nos preocupamos día a día en educar a las nuevas generaciones. Que el Global Teacher Prize -algo así como los Nobel de la educación- incluyan entre sus criterios de evaluación el uso innovador de la tecnología, pone de relevancia la receptividad de la comunidad educativa hacia la capacidad de ésta de conectar con los niños y los jóvenes, y por lo tanto, de su idoneidad para transmitir no sólo conocimientos, sino también valores, habilidades y creatividad. Buen ejemplo de esto es el profesor aragonés, César Bona, el único español finalista de estos premios y que fue capaz de crear junto a sus alumnos de primaria una protectora de animales virtual, que ya ha llegado a un ámbito internacional -Children for Animals-, un corto premiado en un festival de cine de la India, y de lo que más se puede enorgullecer, de ser capaz de hacer que niños analfabetos se sientan interesados por la lectura. Otro ejemplo de cómo las nuevas tecnologías permiten sacar lo mejor, no sólo de los niños, sino de la esencia del ser humano es el caso del “Proyecto Guillén” en el que una clase entera de niños de cuarto de primaria no permitieron que Guillén, uno de sus compañeros, perdiera el curso por culpa de un cáncer. Alumnos y maestro echaron mano de videos, blogs e inventiva para que las clases pudieran llegar a la habitación del hospital en el que Guillén pasaba los días incomunicado. Esta emocionante historia da fe de que, las nuevas tecnologías están a nuestro alcance, pero somos los seres humanos quienes tenemos la responsabilidad -y el poder- de sacar lo mejor de ellas. Más allá de casos concretos sobre buenas prácticas de elementos tecnológicos en las aulas, de los que existen miles, hay que reconocer que existe una preocupación real y fundada sobre la adicción que pueden generar el paradigma actual del ocio tecnológico: los videojuegos. Y ahí volvemos al tema de las luces y las sombras; estudios científicos fundados relacionan el uso de los videojuegos con la capacidad de asumir riesgos, resolver problemas, agudizar la creatividad y el ingenio, y con las habilidades de interacción. Además, se está estudiando -aún no está del todo confirmado- si también mejoran la visión periférica y la concentración. Sin embargo, todos estos efectos positivos, se ven ensombrecidos por su demoledora capacidad de adicción, que les aísla y saca del mundo real. Por todo ello, la solución no pasa por demonizar al videojuego, sino por el correcto uso y control que hagamos de ellos; participar del juego con los niños, controlar su tiempo, ofrecer otras actividades de ocio, utilizarlos como premios… son muchas las herramientas que tenemos para procurar una relación saludable con aquello que les rodea y de lo que también podemos sacar beneficios. En La Casita de Inglés nuestra máxima es aprender jugando, y todo soporte que nos ayude a que nuestros pequeños aprendan inglés y se lo pasen pipa es bien recibido por nuestros educadores. Si bien la mayor parte de nuestros juegos son analógicos -no electrónicos-, sí hacemos uso de los videos musicales, que con su unión de imágenes atractivas y canciones hacen que los más pequeños se diviertan bailando y cantando mientras aprenden vocabulario y pronunciación. Además, como buenos hijos de los ochenta y noventa, somos firmes defensores del poder de los productos audiovisuales y de la magia del cine y del videoclip, soportes que no dudamos en poner al alcance de nuestros alumnos. También asesoramos a los padres sobre las mejores apps y recursos educativos con los que poder jugar en casa con ellos para trabajar tanto la fonética, como la lectoescritura; nuestra lista de aplicaciones es amplia y se adapta a las edades y niveles de cada alumno. ¿Quieres saber cuál es nuestro top ten?… ¡os lo confesaremos en una próxima entrada! Fuente: https://apolpunset.fundacionmapfre.org/como-afectan-los-videojuegos-al-cerebro http://www.globalteacherprize.org/es/ María Blanco Brotons es una periodista especializada en temas infantiles que además de haber colaborado con la revista Ser Padres, Naif Magazine, Madrid diferente con niños o el blog de Kideeo, llevó durante casi seis años ¡glück! un mágico espacio infantil en el centro de Madrid. #tecnologías #educación #ingles #lacasitadeingles #jugando #aprender