¿Qué es la filosofía educativa Reggio Emilia?

Para todos los que formamos parte de La Casita de Inglés lo más importante es la educación y felicidad de los niños, y para nosotros, estos dos conceptos han de ir siempre unidos. Por eso, nuestro método de estudio toma un poco de diferentes y muy interesantes teorías educativas, en las que la experiencia y el juego se tornan fundamentales. De entre todas ellas, hay una, la filosofía Reggio Emilia, ante la que nos sentimos realmente cercanos. ¿Habíais oído hablar de ella?, surgió así: Después de la Segunda Guerra Mundial, en Reggio Emilia, una pequeña población al norte de Italia, el número de viudas era tristemente enorme. Para sacar adelante a sus hijos tenían que trabajar fuera de casa y por lo tanto, necesitaban un lugar donde dejar a sus hijos. Así pues, estas mujeres, muchas de ellas pedagogas, se reunieron para crear una escuela autogestionada. Entonces, como una suerte de Fuente Ovejuna pero unidos para salvar la educación; el que tenía lápices los ofrecía, el que tenía sillas las daba, utilizaron las plazas y los talleres como aulas y llegaron hasta a vender chatarra de los tanques alemanes, para poder equipar la escuelita. Pese a toda la destrucción que les rodeaba, la malnutrición y la enfermedad de los niños debido a la guerra, todos los ciudadanos de Reggio Emilia confiaban en la importancia de la educación, pues sabían que sólo ésta haría libres a sus hijos. Así, lo que crearon fue una escuela amable, activa, inventiva, habitable, documentada y comunicable, un lugar de investigación, aprendizaje y reflexión, donde se encontraran bien, tanto las familias, como los niños, las niñas y sus educadores. Aspectos como la creatividad, la experimentación, el descubrimiento y el aprendizaje se convertían en fundamentales en las Escuelas de Reggio Emilia, así como el laicismo, rompiendo con la tradición que hasta ese momento había reservado la educación italiana íntegramente a la iglesia católica. Ya en los años 60, se comenzó a crear una red de servicios educativos en torno a las inicitaivas populares creadas en Reggio Emilia después de la guerra. Fue el pedagogo Loris Malaguzzi quien se encargó de formular la guía pedagógica que instauraría los principios de la educación reggiana, y quien dirigió, orientó y animó la experiencia, hasta su fallecimiento en 1994. Y, ¿en qué consiste la teoría reggiana?, fundamentalmente, esta filosofía educativa considera la escuela como un organismo vivo, un lugar donde tanto niños como educadores aprenden unos de otros, y donde el conocimiento se adquiere por la experimentación. Sus principios básicos se fundamentan en tomar al niño como protagonista, entendiendo que son personas ricas con una alta capacidad por establecer relaciones y construir su aprendizaje. La escucha al niño y la teoría de los cien lenguajes -los niños tienen 100 lenguajes pero la educación tradicional se lleva por delante 99- está presente en todo momento en esta teoría. La escuela reggiana entiende que el docente ha de estar muy bien formado, pero su papel consiste en acompañar al niño en la exploración de los temas, nunca en adoctrinarle. El docente no está por encima del niño, sino a su misma altura. El espacio también ocupa un lugar primordial en esta filosofía, pues actúa como tercer maestro, ya que entienden que el simple uso del espacio ya promueve relaciones, comunicaciones y encuentros. El simple orden o la belleza implícita en el diseño, organización, equipo y materiales es valorado por niños y adultos, imprimiendo así un carácter educativo. Asimismo en la filosofía Reggio Emilia las familias tienen un rol activo y fundamental. Esta filosofía nació como un interés de la comunidad, y la comunidad sigue siendo vital para el bienestar de los niños en la escuela. Esta es, en definitiva, una escuela colaborativa y comunitaria, cuyas ideas surgen a partir de los acontecimientos y experiencias reales, que busca crear un espacio en el que todos los integrantes de la familia puedan sentirse bien y que potencia la acción, la imaginación y la comunicación entre todos los que forman la escuela. Reggio Emilia promueve la pedagogía relacional y participativa, y no tiene miedo a reinventarse en cada momento; son los encuentros y el intercambio de visiones entre las familias lo que hace que se definan y analicen la finalidad de los proyectos de trabajo. Además, la expresión de los sentimientos y el afecto no se ven penalizadas, sino que se les da el espacio que necesiten. En La Casita de Inglés nos sentimos muy cercanos a muchos de los principios de esta bella filosofía que nació gracias a la fuerza de unas madres valientes que entendieron que, del desastre hay que reponerse y mirar hacia delante y que por mucha destrucción que les rodease, no podían dejar a sus hijos e hijas sin aquello que les permitiría volver a estar en pie y ser libres: la educación. Fuentes: http://blog.tiching.com/descubre-la-filosofia-de-las-escuelas-de-reggio-emilia/ http://www.redsolare.com/new2/hoyuelos.pdf https://didacticaeducacioninfantil.wikispaces.com/Reggio+Emilia.+Loris+Malaguzzi http://cadenaser.com/ser/2016/12/16/sociedad/1481887887_887255.html http://bellellieducacion.com/filosofa-de-reggio-emilia/ Bonus track: Poema Los 100 Lenguajes de los niños, de Loris Malaguzzi El niño está hecho de cien. El niño tiene cien lenguas cien manos cien pensamientos cien maneras de pensar de jugar y de hablar cien, siempre cien maneras de escuchar de sorprenderse, de amar cien alegrías para cantar y entender cien mundos que descubrir cien mundos que inventar cien mundos que soñar. El niño tiene cien lenguas (y además cien, cien, y cien) pero se le roban noventa y nueve. La escuela y la cultura le separan la cabeza del cuerpo. Le hablan: de pensar sin manos de actuar sin cabeza de escuchar y no hablar de entender sin alegría de amar y sorprenderse sólo en Pascua y en Navidad. Le hablan: de descubrir el mundo que ya existe y de cien le roban noventa y nueve. Le dicen que el juego y el trabajo, la realidad y la fantasía, la ciencia y la imaginación, el cielo y la tierra, la razón y el sueño, son cosas que no van juntas. Le dicen en suma que el cien no existe. Y el niño dice: En cambio el cien existe. El niño está hecho de cien. El niño tiene cien lenguas cien manos cien pensamientos cien maneras de pensar de jugar y de hablar cien, siempre cien maneras de escuchar de sorprenderse, de amar cien alegrías para cantar y entender cien mundos que descubrir cien mundos que inventar cien mundos que soñar. El niño tiene cien lenguas (y además cien, cien, y cien) pero se le roban noventa y nueve. La escuela y la cultura l e separan la cabeza del cuerpo. Le hablan: de pensar sin manos de actuar sin cabeza de escuchar y no hablar de entender sin alegría de amar y sorprenderse sólo en Pascua y en Navidad. Le hablan: de descubrir el mundo que ya existe y de cien le roban noventa y nueve. Le dicen que el juego y el trabajo, la realidad y la fantasía, la ciencia y la imaginación, el cielo y la tierra, la razón y el sueño, son cosas que no van juntas. Le dicen en suma que el cien no existe. Y el niño dice: En cambio el cien existe. Loris Malaguzzi María Blanco Brotons es periodista, especializada en temas infantiles que además de haber colaborado con la revista Ser Padres, Naif Magazine, Madrid diferente con niños o el blog de Kideeo, llevó durante casi seis años ¡glück! un mágico espacio infantil en el centro de Madrid. #reggioemilia #LorisMalaguzzi #educación #pedagogía